miércoles, 13 de junio de 2012

A PRINCIPIOS DE 1970 ya el proyecto de Verdún se había degradado mucho. A mi modo de ver, independientemente de los problemas de disciplina –aquellos muchachos no estaban acostumbrados a que los mandaran-, Verdún ya resultaba inconveniente. Si bien al principio los responsables designados por la propia UJC habían tratado de comprender a los chicos y hacer suyos sus problemas, tal identificación resultó excesiva para la organización: los hippies habían “corrompido” a los compañeros. Por ello, posteriormente se envió otro personal compuesto por sicólogos y reeducadores que utilizaron las rivalidades personales internas para crear  desconfianza y división. ¿Qué podían hacer los muchachos? Servir de instrumentos: en cuanto sucedió no recuerdo qué incidente, se disolvió el campamento, los mandaron a sus casas –al que tuviera casa- y, como es lógico, nadie se ocupó más de ellos.  Por aquella época vi magníficas fotografías del campamento de Verdún. No sé si existen aún. Creo que hubo gente del ICAIC que también filmó el sitio. El silencio posterior ante algo tan interesante me ha llevado a pensar que tuvo más importancia que la que nosotros le veíamos: pero funcionó de nuevo el olvido oportuno.

Después de anunciado el fracaso de la Zafra de los 10 Millones, se llevó a cabo el Salón ‘70 en el Palacio Nacional de Bellas Artes. Desde el ’66 no se celebraba ninguna muestra abarcadora de arte cubano. Me parece estar viendo las pinturas de Ever Fonseca, Rafael Zarza, Antonia Eiriz, Umberto Peña, y mis amigos Juan Boza y Justo Luis. En ese Salón expuso también el joven pintor Waldo González, marido de nuestra amiga Bárbara –encantadora mujer de piel aindiada y melena larga-; meses más tarde Waldo fue apuñaleado en la cola de la pizzería Vita Nuova cuando trataba de defender de unos desconocidos a dos muchachas que estudiaban ballet. Su absurda muerte fue una verdadera pérdida para el arte cubano: quien haya visto las parejas en los cuadros de Raúl Martínez tendrá una idea de cómo lucían Bárbara y Waldo.


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